El ahora es el presente, pero también es el origen de las cosas y su evolución. Además es el futuro. Un fuego, un monolito, un trofeo de caza, un teléfono. Estos objetos: ¿Están presentes? ¿Son reales? ¿Existen? ¿Son eternos? ¿Son del pasado o vienen del futuro? ¿A qué o a quién representan? Los objetos son todos negros, tanto como esa oscuridad que precede a la luz, tanto como esa oscuridad que llega después de la luz. Es como la muerte, la vida y la muerte, como un ciclo infinito.
Sólo las llamas alumbran con su color. Este fuego, que es intocable porque en realidad no esta aquí, es destructor, pero también es creador. Las piedras cubren esas llamas, piedras eternas que cuidan el fuego del paso del tiempo, aunque para éste hay un fin cerca, inevitable. El fin, o el futuro quizás, se hace presente en el sonido de las ramas quebrándose en el calor.
Pero hay una piedra mucho mas grande que las que cubren el fuego, una piedra que de tanto peso se hunde en la tierra. El monolito es sagrado, habla del origen o de lo que está por venir. No se sabe quienes lo ubicaron allí ni porqué, si está hace mucho tiempo… o si todavía no ha llegado. Eso significaría que no esta allí, donde lo veo.
El monolito es tan sagrado como el trofeo de caza, la cabeza de un ser que quizás no pertenezca a este tiempo, y que no es más que un sacrificio, una ofrenda del pasado, o una llamada del futuro. Es la cabeza de un animal que jamás he visto y quizás nunca veré.
Un teléfono llama desde otro tiempo. Ese sonido no esta acá, no pertenece a este lugar, es como un pequeño haz de luz que se filtra desde el otro lado del túnel. Es como el sonido de las ramas que se queman en el fuego.
Estoy dentro de un ritual mágico. Sin habérmelo propuesto, soy parte de ese ritual. A pesar de ser objetos que veo por primera vez, son objetos que ya me pertenecen, objetos que entrego para trascender. Entonces me doy cuenta de que lo único real soy yo, es este cuerpo que esta aquí y ahora. Yo soy el presente, lo que me rodea ya pasó hace un instante o hace miles de años. Quizás vendrá enseguida o en un futuro inalcanzable.